En la gata la distocia es rara pero deberá ponerse remedio si se observan contracciones infructuosas durante más de una hora o si se observa durante el parto gran cantidad de flujo vaginal teñido de sangre. En la perra la distocia se presenta con mayor frecuencia y es siempre una urgencia que debe ser resuelta por el veterinario, ya que el intento de extracción de un feto atascado por una persona no experimentada puede causar más daño del que ya existía, tanto al feto como a la madre.
Retención placentaria.
Aunque la retención de porciones placentarias es un problema muy común en las perras jóvenes, la retención de toda la placenta es rara en perras de cualquier edad. Los individuos que retienen todas las placentas enfermarán con casi total seguridad y se producirá como secuela una metritis o inflamación uterina cuyos síntomas son fiebre, inapetencia, dolor abdominal, descarga vulvar anormal, descuido de la camada, etc.
Muerte fetal.
Si la muerte de los fetos se produce en la segunda mitad de la gestación no se produce reabsorción y puede observarse colporrea o descarga vaginal o expulsión de elementos fetales que será tanto más evidente cuanto más tardía sea la muerte fetal. La consecuencia de la mortalidad fetal será el aborto o el nacimiento de fetos muertos o momificados.
Aborto.
Consiste en la interrupción de la gestación con la expulsión de un feto no viable o de un feto muerto. Se diferencia de un parto prematuro en que en éste la expulsión antes de término es de un feto viable. La causa del aborto puede ser o no infecciosa. Los abortos de naturaleza infecciosa son raros en la perra y en la gata y son de tipo inespecífico. Los no infecciosos pueden deberse a intoxicaciones, trastornos nutricionales y determinadas deficiencias vitamínicas o minerales, trastornos endocrinos o traumatismos. Las perras y las gatas pueden abortar una parte de la camada y llevar el resto a término.

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