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¿Cual es el objeto más preciado para tu perro? 


Ese que cuida como si fuera lo más preciado del mundo, que protege como si fueran las minas de diamantes del Rey Salomón. Ese mismo es el que vamos a usar, digamos que es una pelota. 

Ahora te acercarás a tu perro, le darás la pelota y luego de un momento tratarás de quitársela, mostrándole los bocadillos que tienes en la mano le dirás “comparte” o “cambio” (o cualquier palabra que prefieras, pero que usarás solo para eso). 


Cuando te de la pelota para tomar el bocadillo, entonces le harás saber que lo hizo muy bien. Felicitándolo y dándole unos mimos. Pero no te detengas ahí, sigue practicando este ejercicio educativo hasta que aprenda que cuando tú, alfa súper poderoso de la manada, le quitas algo que tiene, puede que él sea recompensado con algo mucho mejor. 


Aprendiendo a Compartir la Comida 


Digamos que ahora se acerca la hora de la comida… La comida es un recurso muy preciado para nuestros perros, y un perro posesivo tratará de arrancarte la mano de una mordida si tratas de retirar el plato antes de que termine de comer. Así que mejor cambiamos de método para este recurso.
Llévate el plato y pon sólo un poco de comida en él. Pero no se lo des. Aún no. Hazte rogar. 


Seguro que primero comienza con unos ladridos y gimoteos. Luego comenzará a mirar el plato fijamente, como si pudiera bajarlo al suelo mediante telekinesia. Finalmente se rendirá y se hará el cachorrito, te dará esa mirada dulzona de “pobrecito, no he comido en años, ¿no te doy pena?” Entonces sí le darás la comida. 


Pero no es sólo cosa de bajar el plato y listo. Primero tu perro tendrá que hacer algo por ti. Sentarse. Con el plato aún en tu poder, pídele que se siente. La orden puede ser “Sit” o “Sentado”, a veces no funciona desde la primera vez, se paciente, cuando lo haga (los perros lo hacen automáticamente, pasará tiempo antes de que relacione la acción con el mandato), entonces le darás el plato diciéndole “ten” o “toma” (o cualquier orden que le sirva para identificar que ya puede tomar lo que le das), y que sea sin poner el plato en el suelo, sino que sostendrás el plato en tu mano para que él coma de allí. Si no comienza a comer inmediatamente, repite la orden “ten” o “toma”, pero sin hablarte duramente, hazle saber con tu tono de voz que está bien que coma. 


El siguiente paso, una vez que esté comiendo con el plato en tu mano con plena confianza y antes de que se termine el alimento, retira el plato despacio, si protesta, usa la orden que aprendió antes “comparte” o “cambio” y ofrécele un poco más de comida a cambio del plato. Esta vez le pondrás el plato en el suelo para que coma a sus anchas. 


La idea es que tu compañero aprenda que no lo vas a dejar morir de hambre, pero que tienes el derecho de quitar su plato cuando quieras, y que probablemente si lo haces es porque algo bueno va a suceder (ej. más comida para él). 


Practica este ejercicio todos los días hasta que no te gruña o proteste cuando le vas a retirar el plato.

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